Dios está contigo, sin importan los momentos difíciles que estés pasando, la promesa del Señor nunca fallará. De igual manera, no olvidemos que nuestra fe es sometida a prueba (1 Pedro 1:7):
para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
Ánimo, no te desalientes, adelante siempre. No estás solo, y quiero mencionar la maravillosa promesa del Señor Jesús en Mateo 28:20b:
y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Todos los creyentes somos afligidos en diversas pruebas, tal como dice 1 Pedro 1:6. Así que no pienses que solo te pasa a ti, no obstante, otros pueden estar viviendo duras batallas en sus vidas.
De manera similar, todos los seres humanos vivimos situaciones de crisis y dolor a lo largo de nuestra vida. Hemos sido criticados, señalados, y hasta menospreciados. Además, nos sentimos tan impotentes y débiles, que pensamos no poder más.
Dios Prometió Estar Contigo
A veces en nuestra vida cristiana estamos tan lastimados que hemos olvidado que Dios es nuestro auxilio, además, sana las heridas más profundas de nuestra alma, así mismo, repara los pedazos desgajados del corazón.
Mira lo que dice Deuteronomio 31:8:
Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.
Maravillosas palabras, ¿verdad? Son las que debes recordar cuando llegan esas dificultades en las que tus fuerzas parecen no alcanzar, y tener presente que Dios está contigo.
Ciertamente, Dios nos ha llamado y escogido por medio de su Hijo Jesucristo para que seamos parte de su maravilloso propósito. Es seguro que habrán adversidades a lo largo de nuestra existencia, pero en medio de todo, el Señor ha prometido grandes cosas a los que le aman.
En Juan 14:2-3, Jesús dijo: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis«.
De igual forma, Dios fortalece nuestra vida cuando más lo necesitamos , es nuestro sostén en los momentos difíciles. Así mismo, su misericordia nos cubre y sus promesas inquebrantables nunca fallan.
Nos sentimos a veces desalentados con tantos problemas que creemos que Dios nos ha abandonado.
Cuando las pruebas y luchas llegan a nuestra vida, tengamos en cuenta tres cosas:
1- Nuestra fuerza proviene de Dios
Como hay momentos de gozo, también llegan tribulaciones que menguan, y desgastan nuestras fuerzas hasta el punto de hacernos sentir débiles e incapaces de levantarnos.
Dios conoce todo lo que pasa en nosotros, proveerá las fuerzas que necesitamos. Isaías 40:29, dice: «El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas«.
¿Te sientes débil?, ¿Cansado?, ¿Sin fuerzas? Todos hemos pasado por esos momentos. El apóstol Pablo luchó contra amenazas, insultos, señalamientos, azotes. Y finalmente dijo: Todo lo puedo en cristo que me fortalece (Fil 4:13).
La mejor manera de renovar las fuerzas es venir ante él y reconocer nuestra insuficiencia. Ahí hallaremos refrigerio y descanso ante nuestras debilidades.
A veces hay situaciones semejantes a la historia de David y Goliat. Nos encontramos ante una adversidad tan gigante y decimos que todo ha acabado, que es el final, pero no, es el momento justo para Dios enseñarnos que su fortaleza es suficiente para llevarnos a través de los más grandes obstáculos. De esa manera, alcanzar su voluntad y propósito al cual nos ha llamado.
2- Dios nunca nos falla
Es muy posible que hayamos confiado en algún familiar, un amigo, un vecino, y nos han fallado pocas o muchas veces. Lo cierto, es que nosotros mismos también le hemos fallado a alguien.
A pesar de nuestra buena y sincera intención, como humanos, estamos limitados y a veces es imposible no fallar.
Además, los momentos más difíciles de nuestra vida han sido aquellos cuando las personas en quienes más confiamos nos dan la espalda y nos abandonan.
Aunque son muchas las veces que hemos fallado a Dios, nos mira y se acuerda de que somos polvo (Salmo 103:14), así mismo, extiende su mano de compasión y misericordia y nos ayuda cuando nos sentimos solos y necesitados. Él nunca nos abandona, nunca nos falla.
Cuando todos te olvidan Dios está pensando en ti, Salmo 40:17 (RVR60), dice el salmista: Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Igualmente, cuando todos se van, él se queda. Nos señalan y nos amenazan, él nos defiende y nos protege. Nos maldicen y nos intimidan, él nos bendice y nos consuela. El Señor es fiel y nunca nos falla.
3- Dios no nos deja avergonzados
Dios no nos dejará avergonzados al confiar en él: «Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado» (Romanos 10:11).
Si creemos que el Señor es fiel (2 Timoteo 2:13), entonces podemos estar seguros de que no seremos avergonzados y que siempre estará con nosotros como lo ha prometido en su palabra (Isaías 41:10).
Los amalecitas nos persiguen, los filisteos nos desafían, Jezabel nos amenaza, y los enemigos nos asechan en todo momento ¡Tranquilos!
No estamos solos, el Dios de Elías, el Pastor de David, el que habló con Moisés, el que salvó a Daniel, ¡no ha cambiado! Está conmigo, Dios está contigo.
Igualmente, hay que mencionar que la vida cristiana no es fácil, y lo que nos pasa, muchas veces no parece tener sentido.
Los pensamientos de Dios no son los nuestros (Isaías 55:8), y aunque no entendamos todo, no es necesario preocuparnos. De igual forma, sería suficiente entender que Dios sabe perfectamente lo que hace.
Si tienes dinero, no te abandona, igualmente, si no tienes en absoluto, sigue contigo. Así mismo, cuando las cosas marchan bien, está ahí, además, si todo se complica, está contigo.
Recuerda siempre, ¡Dios Está Contigo!
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Gracias por estar aquí alimentado a todo aquel que quieren pastos nuevos. Gracias esta página llegará a ser tan grande por los miembros que se seguiran añadiendo. Daran de que hablar por los mensajes que llegan para cambiar vidas, hogares y NACIONES. Felicitaciones.
¡Bendiciones hermano!
Amén a tus palabras, con la ayuda del Señor seguiremos creciendo y llevando la palabra de Dios a tanto lugar sea posible.
Dios te bendiga grandemente, y de nuevo, muchas gracias.