Hoy hablaremos de algunas mujeres de la Biblia que son ejemplo, mujeres humildes, mujeres de gran valentía y fe inamovible.
Dios nunca ha hecho acepción de personas (Efesios 6:9) y puede usar a hombres y mujeres como a él le plazca. Aquí veremos a algunas mujeres que sus vidas hicieron parte de momentos importantes.
María, una mujer humilde
Quiero iniciar hablando sobre María, una mujer de la que ya hemos escuchado, leído y conocido algunos detalles.
Sin duda, hace parte importante en la lista de mujeres de la Biblia que son ejemplo
En la vida de María se empieza a cumplir ese propósito del cual se venía hablando en el Antiguo Testamento: Vendría el Mesías y nacería de una mujer (Isaías 7:14).
María sería esa mujer que llevaría en su vientre al unigénito Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Una bendición, no solo para ella, sino para toda la humanidad.
Humildad
Me gusta la humildad de ella, una mujer que entendió completamente que todo lo que estaba viviendo en su vida era por la gracia e infinita bondad de Dios.
Así mismo, ella no consideró ser alguien más que una sierva del Señor, como lo indican sus propias palabras: «Porque ha mirado la bajeza de su sierva;» (Lucas 1:48a).
No debemos pensar que merecemos algo de Dios, todo es por su gracia. Además, hemos pecado y actuado contra su voluntad, nada merecemos de él.
Sin embargo, y a pesar de que no merecemos nada, Dios en su gracia nos concede buenas cosas.
Miremos, por ejemplo, en Mateo 5:45, se nos dice: «para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.«
Como ves, él hace salir el sol todos los días, ¿lo merecemos? No, pero él lo hace y nunca nos falta el sol. De la misma manera, nos da la lluvia sin importar si somos justos e injustos.
Es Dios quien hace que las flores del campo se vean hermosas, y de esa manera, nuestros ojos ven hermosos paisajes.
Nunca se negó a la voluntad de Dios
Otro detalle es que ella nunca se negó a la voluntad de Dios, cuando el ángel Gabriel le da las buenas nuevas, ella nunca intentó poner tropiezo a que la voluntad de Dios se cumpliera en su vida.
De hecho, las palabras de ella fueron: «Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.» (Lucas 1:38).
A veces somos reacios a aceptar plenamente la voluntad del Señor en nuestra vida. A su vez, hacemos las cosas que queremos y a nuestra manera.
En consecuencia, todo empieza a salir mal, y cuando no sabemos que hacer con los problemas, buscamos a Dios. ¿Y qué hace Dios? Nos señala la sabiduría, los principios y consejos de su palabra para encaminar nuestra vida en su voluntad.
Ana, una mujer decidida
Cuando hablamos de mujeres de la Biblia que son ejemplo, no se trata de personas perfectas, tienen debilidades y errores como todos. Sin embargo, podemos aprender de ellas.
La segunda y siguiente mujer es Ana, de ella se habla en 1 de Samuel. Su nombre significa «gracia», y fue una mujer que encontró en la oración la respuesta a algo imposible.
De ella nació un profeta, a pesar de que era una mujer estéril, ¿Cómo, pues, tuvo al niño Samuel?
Dice el texto bíblico que había un hombre llamado Elcana el cual tenía dos mujeres, una se llamaba Penina, y la otra se llamaba Ana.
Penina tenía hijos e hijas, mas Ana no los tenía porque era estéril. En consecuencia Penina humillaba a Ana, la provocaba y se burlaba de ella ya que Dios no le había concedido tener hijos.
A causa de esto, Ana se afligía, lloraba, no comía; su vida había llegado al límite y debía hacer algo.
Igualmente, la Escritura nos indica que ella tenía «amargura de alma», nadie, seguramente, entendía el dolor que tenía por no tener un hijo.
Elcana, su esposo, le expresaba que él le era mejor que diez hijos, claramente, no entendía muy bien lo que ella estaba sintiendo.
Muchas veces las personas no entienden lo que tú sientes; tu hermano no te entiende, tu mamá no te entiende, tu esposo no te entiende, tu esposa no te entiende.
Créeme: Dios te entiende perfectamente, él conoce el dolor tan profundo que tienes, la angustia que te inquieta, la preocupación que te aflige; él sabe y entiende lo que pasa en ti.
Además, a veces no encuentras las palabras para expresar lo que sientes, Dios, en cambio, no necesita que intentes explicar lo que él ya sabe y conoce.
Cuando te digan que no es posible, recuerda, entonces, a Ana como una de esas mujeres de la Biblia que son ejemplo a seguir.
Puso todo en las manos de Dios
Lo primero que Ana hizo fue poner todo en las manos de Dios. Entendió que su anhelo por se mamá, humanamente, era imposible. Así que, ella busca en Dios lo que de otra manera no iba a lograr.
La Biblia dice que ella oró a Jehová y lloró: « ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.» (1:10).
¿Cómo actuamos nosotros cuando estamos atravesando dificultades? Cuando Penina ataca, insulta, humilla, provoca. ¿Qué harías tú?
Imagina por un momento la situación de Ana, las palabras humillantes de Penina, su desprecio y arrogancia recordándole los hijos que tenía mientras ella era estéril.
Ana, por ejemplo, hubiera podido tomar a Penina por el pelo y darle una paliza, lo cual no sería una buena decisión, en cambio, expuso ante Dios lo que pasaba y dejo todo en sus manos.
La Biblia dice : «Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.» (Proverbios 16:3).
Creyó en Dios como su proveedor
Lo segundo que nos enseña Ana es que todas las cosas provienen de Dios; no solamente el dinero, la salud, el trabajo, los alimentos, sino también la familia.
Ella sabía muy bien que el privilegio de tener un hijo y ser mamá proviene de Dios. Además, ella quiso devolverle a Dios de lo que le había dado, ¿cómo? Prometió dedicar a su hijo todos los días de su vida para él (1 Samuel 1:11).
Con esto, no olvidemos que Dios es el dueño del oro y la plata (Hageo 2:8), el mundo, y los que en él habitan, le pertenece (Salmo 24:1).
Como ves, no somos dueño de nada, administramos lo que es de Dios. Nunca debemos pensar que todo lo que tenemos es por nuestra fuerza o habilidad, mas bien, el Señor es el que nos da la fuerza y nos provee todo (Dt 8:17).
Ana confió en Dios
Ya había puesto en sus manos todos sus asuntos, así mismo, había entendido que tener un hijo solo Dios lo haría posible. El siguiente paso de ella era confiar en Dios.
Finalizando el versículo 18 dice que ella comió, y no estuvo más triste:
«Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.»
Aquellos minutos de oración fueron momentos de consolación para su vida. Su alma encontró paz en tiempo de comunión con Dios.
Como puedes ver, esa confianza en Dios era lo que necesitaba; empezó a esperar en él y que hiciera las cosas en el tiempo de su voluntad.
Tal confianza es la que nos falta a nosotros muchas veces cuando oramos y le contamos a Dios nuestros problemas, nuestras angustias y preocupaciones.
Al ver que todo sigue igual y no pasa nada, empezamos a desconfiar y nos cuestionamos si en verdad Dios hará algo.
La verdad es que el Señor hace las cosas en el momento justo, y no cuando tú y yo lo queramos. Además, el Salmo 37:5 nos dice:
«Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.»
De hecho, fue justamente lo que hizo Ana: Confiar en él, ¿y qué pasó? Dios le concedió un hijo, y si continuas leyendo en 1 Samuel 2:21, encontramos algo interesante:
«Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.»
Vídeo: El Millonario que no tenía a Cristo
Jocabed
Otra de las mujeres de la Biblia que son ejemplo, es Jocabed, la madre de Moisés. Sobre su vida no hay muchos detalles pero tenemos lo suficiente para aprender de ella.
Moisés nació en un tiempo difícil, no olvidemos que Faraón había ordenado que todo bebé que fuese varón, debía morir:
«Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva.» (Éxodo 1:15-16).
Temerosa de Dios
Pero Jocabed, su madre, era una mujer temerosa de Dios, dispuesta a preservar y proteger la vida de su hijo antes que obedecer a Faraón.
Como puedes ver, Jocabed era una mujer valiente, en la cual, el temor a Dios prevaleció sobre toda amenaza.
En el mundo que tenemos hoy se ha perdido el temor a Dios, las personas solo quieren vivir en la vanidad de su mente, siguiendo la voluntad de sus pensamientos, pensamientos en los que no está Dios.
De hecho, a veces escuchamos hablar de personas que atentan contra la vida de sus hijos, niños que, en muchos casos, son abandonados y dejados en cualquier lugar.
En contraste, la madre de Moisés, con el temor a Dios y sin temer a Faraón, velaba por la vida de su hijo.
Igualmente, la Biblia nos indica que Jocabed mantuvo a su hijo escondido por tres meses (Éxodo 2:2). Luego de ese tiempo, y temiendo ser descubierta, decide por sí misma crear una especie de canasta lo suficientemente segura para poner a su hijo en el agua, a orillas del rio. (v. 3).
Hoy muchos padres no saben dónde andan sus hijos, cuáles son sus amistades y qué hacen cuando no están en casa.
A su vez, se ha pensado que dar de comer a los hijos es suficiente y la mayor responsabilidad.
Fe
También podemos decir que Jocabed era una mujer de fe, fortalecía su vida en Dios en tiempos peligrosos.
«Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.» (He. 11:23).
Como ves, ella confió en Dios sin temer a la amenaza de Faraón, mostrando que los peores momentos en nuestra vida son los mejores para nuestra fe.
A pesar de no haber mucha información sobre ella, me pareció interesante incluirla en esta lista de mujeres de la Biblia que son ejemplo.
También es cierto que hay muchas otras mujeres de la Biblia que son ejemplo y no están mencionadas aquí. En los próximos temas, ojalá, podamos hablar sobre ellas.
También puedes ver este tema en video, aquí.
Dios te bendiga.
Te puede interesar: