Principios bíblicos sobre el dinero

Principios bíblicos sobre el dinero es un tema que nos ayudará a tener la mejor de nuestras finanzas. Igualmente, la Biblia contiene los mejores consejos  acerca del dinero, lo que significa, tener el pensamiento correcto al respecto.

La verdad, muchos han tenido pensamientos equivocados sobre el dinero; dicen que es malo, sucio, o simplemente, que no es tan necesario.

Además, en ningún lugar de las Escrituras se menciona que el dinero sea malo; lo que menciona la Biblia es lo que dice 1 Timoteo 6:10:

«porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores

¿Te fijaste? Dice: «el amor al dinero«, no expresa: «el tener dinero«. Así que, la Biblia no prohíbe que tengamos dinero; sería peligroso dejar que ocupe el primer lugar en nuestro corazón.

De hecho, muchas personas no tienen idea acerca de los principios bíblicos sobre el dinero, y por tal razón, cometen muchos errores.

Del mismo modo, Pablo señala que algunos, como consecuencia de codiciar el dinero, «se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores«.

Igualmente, estaba Jesús con sus discípulos:  «Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.» (Lucas 12:15 RVR60).

Antes de mencionar los principios bíblicos sobre el dinero, quiero señalar dos grandes hombres de Dios en la Biblia:

Abraham, llamado amigo de Dios; era riquísimo en ganado, en plata y oro (Génesis 13:2). Job, ya conocemos su historia, era más grande que todos los orientales (Job 1:3).

¿Qué tenían ellos en común? Eran riquísimos, pero amaban a Dios y no a sus riquezas.

Bien, para no alargar tanto el tema, hablemos ahora de los principios bíblicos y cómo administrar el dinero

Dios es el dueño 

No solamente del oro y la plata como dice Hageo 2:8 «Mía es la plata y mío es el oro..». Dios es el Creador, dueño absoluto e indiscutible de todo.

El salmista lo expresa de la mejor manera: «De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.» (Salmo 24:1).

El oro y la plata es el dinero real, el dinero de Dios y no precisamente los billetes que cada banco central de un país imprime con un buen diseño.

Del mismo modo, 1 Crónicas 29:11 nos relata asombrosa verdad:

« Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.»

Job sabía perfectamente que su vida y todo lo que tenía, le pertenecía a Dios. Prueba de eso fue lo que expresó en sus momentos más difíciles: «Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.» (Job 1:21b).

Finalmente, me encantan las palabras que hay en el Salmo 116:12:

«¿Qué pagaré a Jehová
Por todos sus beneficios para conmigo?»

¿Qué podemos tú y yo ofrecerle a Dios? No tenemos nada, todo es del Señor, le pertenece. ¿Crees que tu carro, casa o negocio, aunque figure a tu nombre, es tuyo? La verdad es que no.

No tengamos la presunción de ser dueños de algo que le pertenece a Dios. Por eso mismo, teniendo o no dinero, reconozcamos tan importante principio.

De Dios proviene todo

Si Dios es el dueño de todo, claramente, de él procede y recibimos todas las cosas. Y no se limita solo al dinero; el sol, la lluvia, los alimentos, la salud, todo proviene de él.

Además, un detalle bien importante: De Dios procede toda buena dádiva (Santiago 1:17), y es el que nos da riqueza:

«Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.» (1 Cr 29:12).

Así mismo, Proverbios 10:22, nos enseña:» La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.»

Ahora veamos lo que dice Génesis 26:12-13: »

Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.»

Tuvo Nabucodonosor que reconocer que el Señor tiene dominio en el reino de los hombres y lo da a quien él quiere (Daniel 4).

Hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos ¡Qué tan inmensa es la bondad de Dios!

«Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.» (Dt 8:18).

Seamos humildes en reconocer que Dios, en su infinita bondad y misericordia, nos concede buenas cosas todos los días; y el dinero, igualmente, para que lo usemos de una manera sabia.

Diezmos y ofrendas

Los diezmos y ofrendas son esenciales para apoyar el ministerio y la obra de evangelización.

«Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.»

Dios no necesita nuestro dinero; es suyo, sin embargo, diezmar u ofrendar traerá consigo más bendiciones a nuestra vida.

Bien lo expresó David: «Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.» (1 Cr 29:14).

También dar de lo que Dios ha puesto en nuestra mano es una manera de evitar el apego al dinero y no dar oportunidad a la codicia.

Además, nunca lo hagamos de mala gana, 2 Corintios 9:7 declara:

«Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.»

Evitar gastos innecesarios 

Personalmente he visto gente  haciendo gastos innecesarios, comprando cosas que en realidad no necesitan, por el simple hecho de tener descuento.

Gastar por gastar no es una manera inteligente de administrar el dinero; si hiciéramos una lista de todas las cosas que compramos durante un año, nos sorprenderíamos de cuán mal gastamos el dinero.

«¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?» (Isaías 55:2a).

En consecuencia, queremos un televisor más grande porque el actual ya nos parece pequeño; otra casa más amplia, mejor ropa, zapatos; queremos lo más nuevo, etc.

Del mismo modo, nos gastamos el dinero y no sabemos luego cómo y en qué lo hemos gastado. En tal caso, sería difícil lograr unas buenas finanzas.

Somos mayordomos, y algún día daremos cuenta a Dios de la manera como administramos sus bienes. Él espera que seamos fieles administradores (1 Cor 4:2).

Una mala administración de las finanzas, causará una terrible crisis. ¿Cuál fue la sugerencia que José le hizo a Faraón para enfrentar los siete años de hambruna en Egipto? Usar un hombre sabio e inteligente, ¡un buen administrador! ¿te fijas? Examina Génesis 41:33.

Seguro que has visto personas que se han pasado toda una vida intentando avanzar en sus finanzas, y no lo logran. Otros, en cambio, con menos esfuerzo crecen financieramente. ¿Cómo explicar eso?

Luego, en otro tema, complementaremos más estos principios bíblicos sobre el dinero.

Ahorrar

Hay personas que dicen no poder ahorrar con la escusa de que el dinero no les alcanza para nada.

De cualquier manera, no importa si ganas poco o mucho, puedes tomar un porcentaje y ahorrar para algún momento inesperado.

«Las riquezas de vanidad disminuirán;
Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.» (Proverbios 13:11).

Ahorrar no debe significar falta de confianza en Dios, sino una muestra de buena y fiel administración.

Igualmente, Isaac se fue enriqueciendo «cada vez más»: «Así Isaac se fue enriqueciendo cada vez más, hasta que llegó a ser muy rico.» (Génesis 26:13 BLPH).

Ahora bien, la expresión «cada vez más» nos da la idea de que Isaac acumulaba hasta hacerse rico, con esto, tengamos por seguro que no amaba el dinero.

Además, José almacenó alimentos durante los siete años de abundancia para hacer frente a los años de hambruna (Génesis 41:33-36).

No solamente trabajando, usando lo ahorrado podemos generar más dinero. Eso lo veremos en otro tema.

Cuidado con las deudas

En lo posible, evitar las deudas, estaremos más tranquilos y tendremos unas finanzas sanas.

Aunque no lo creamos, las deudas nos hacen perder control sobre el manejo del dinero.

Adquirir deudas nos hace esclavos del que presta, las Escrituras señalan: «El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del que presta.» (Proverbios 22:7).

De esta manera, si se presenta alguna adversidad, ¿Qué harás para pagar las deudas? Estarás en una situación muy difícil.

No solamente hablamos de pedir prestado, también el hecho de prestar a alguien sin al menos la garantía de que tendremos el dinero de regreso.

La Biblia dice: «El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.» (Salmo 37:21). ¿Cuánto has perdido por prestar sin más?

De esa manera no ahorrarás, y otros se beneficiarán de lo que has ganado debidamente.

Contentamiento

¿Qué tiene que ver el contentamiento con el dinero? Hay personas que nunca están satisfechas, y aunque tengan más, no les basta.

En cambio, el contentamiento es una forma efectiva de estar agradecidos con el Señor. Su bendición hará crecer nuestras finanzas cada día.

Hebreos 13:5a, dice: «Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; «.

Debemos trabajar, y con mucha disciplina, el dinero fácil y rápido no es la manera de Dios.

Pablo habla al respecto, en Filipenses 4:11-12:

«No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad

Trabajar

2 Tesalonicenses 3:10 resalta lo siguiente: «Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.»

Si alguien no trabaja, no tendrá siquiera una vida financiera. La pereza  y la vagancia no son la manera de Dios.

Debo decir, la Biblia da claras advertencias contra quienes no hacen absolutamente nada.

De esta manera, una diminuta hormiga es más sabia que un perezoso:

«Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;» (Proverbios 6:6).

Trabajar es la forma de ser productivos y tener unas buenas finanzas. Además, tendremos la capacidad de ayudar a otros.

Del mismo modo, Pablo habla a los ociosos «A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.» (» Tes. 3:12).

Sin trabajar no se puede proveer, y mucho menos ayudar, 1 Timoteo 5:8: «porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo

Ayudar, donar 

He leído sobre millonarios que atribuyen a los principios bíblicos sobre el dinero, el éxito de sus finanzas.

Además, donan dinero para ayudar en beneficio de muchos: Hospitales, fundaciones, comunidades, etc.

Ellos entienden la importancia de sembrar para lograr una buena cosecha en sus finanzas.

«Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.» (» Corintios 9:6).

Teniendo dinero podemos hacer el bien, ayudar a la familia, amigos, algún necesitado, a nosotros mismos. Son cosas de las que Dios se agrada (Hebreos 13:16).

Cuando ayudamos sentimos gozo por alegrar la vida de otros, y con seguridad, algún día seremos ayudados de la misma manera.

¿Es la voluntad de Dios que seamos prósperos? Dios quiere bendecirnos en todas las aéreas de nuestra vida. En 3 Juan 1:2 leemos:

«Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.»

Como ves, el Señor permite que tengamos abundancia, pero cuidado, no debemos amar las riquezas engañosas.

Anhelo que estos principios bíblicos sobre el dinero le sean de mucha bendición y los puedas compartir en las redes sociales.

Bendiciones.


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